Los salud de nuestros ríos es fundamental para nuestra vida. Los ríos son esenciales para la vida de los ecosistemas, y para nosotros, ya que su agua es una de las fuentes más habituales de los sistemas de abastecimiento de ciudades y pueblos. Sin embargo para que puedan cumplir estas funciones deben estar libres de contaminación. El hombre con su actividad urbana, agrícola, minera e industrial, es fuente de contaminación de los ríos.
Una de estas industrias que genera contaminación es la producción de aceite de oliva, cuya problemática vamos a comentar en este artículo.
Además para preservar nuestros mares y océanos es imprescindible que los ríos no les aporten agua contaminada.
España es uno de los mayores productores de aceite de oliva del mundo, y su producción supone más de la mitad de la producción de la Unión Europea. Por ello la producción de aceite de oliva es de gran importancia en España, y el tener una industria que trata adecuadamente sus residuos y los logra valorizar, debería ser una máxima preocupación para las administraciones públicas encargadas de velar por ello, así como para el propio sector.
Los residuos que se producen en el proceso de producción de aceite de oliva dependen del tipo de proceso, pudiendo ser éste por presión en discontínuo o por centrifugación en contínuo. En estos procesos se consigue aceite, residuo sólido y un licor acuoso.
El residuo sólido, denominado orujo, se utiliza para producción de aceite y también como combustible, habiendo otros posibles usos.
El licor acuoso se denomina alpechín, contiene polifenoles, ácidos orgánicos, proteínas…, es muy contaminante, y su depuración es complicada y costosa debido, entre otros, a su contenido en polifenoles.
Tradicionalmente el alpechín se vertía en los campos, que cuando la producción de aceite de oliva era pequeña y no llegaban a alcanzar los cauces. Sin embargo al incrementarse la producción, a partir de los 50, este líquido muy contaminante se vierte ya en cauces sin ningún tipo de tratamiento, ocasionando deterioro en los hábitats naturales, problemas para las captaciones de agua para consumo humano, y esta contaminación alcanza el mar.
Posteriormente y para evitar el problema que esta contaminación ocasionaba, en los comienzos de los años 80 son prohibidos los vertidos a los cauces de este líquido contaminante, y se realizan una serie de balsas en las zonas de producción de aceite, de tal manera que allí se vierta el líquido contaminante.
En estas balsas se produce evaporación del agua, y decantación de las partículas en suspensión, que se acumulan formando lodos que deben ser llevados a vertedero. Esta medida consiguió mejorar la calidad del agua de los ríos, sin embargo generaron un problema medioambiental en el entorno de las balsas debido a malos olores, proliferación de insectos, produciéndose en muchos casos filtraciones y numerosos vertidos accidentales, que acabaron en los cauces.
Posteriormente se probaron distintos tipo de tratamiento de este efluente, sin que ninguno de ellos consiguiese unos resultados muy satisfactorios debido a los elevados costes de inversión y posteriores de mantenimiento, por lo que su empleo ha tenido poca difusión.
Nuevos métodos de producción de aceite de oliva, como el denominado ecológico, consiguen disminuir el porcentaje de líquido contaminante producido, pero en todo caso todavía queda mucho por hacer para conseguir para disminuir los efectos negativos en el medio ambiente.
Joaquín Álvarez Portela