Cada día podemos ver en los diferentes medios de comunicación la gran problemática que supone la contaminación ocasionada por los plásticos que producimos. Y es que cuando vamos al supermercado muchos de los productos que compramos están envueltos en plásticos. Por si fuera poco, en la mayoría de los supermercados nos facilitan las bolsas de plástico por unos precios ridículos, o directamente nos las dan. Solamente algunas cadenas nos ofrecen alternativas como bolsas de papel, y en muchos casos nos ofrecen bolsas de varios usos, a unos precios elevados por lo que la gran mayoría de los clientes se siguen decantando por las bolsas de plástico.
La reducción drástica y radical en el consumo de plásticos debería estar en las agendas de cualquier gobierno responsable con el medio ambiente, pero por ahora solo vemos algunas iniciativas en algunos países de europeos, tímidas en todo caso.
¡Qué cegera tenemos o queremos tener! o quizá es egoismo por no pensar en que mundo lleno de plásticos que dejaremos a nuestros hijos.
Y el mar es uno de los grandes damnificados de este plasticidio. Ya hemos visto las impactantes imágenes de las islas o sopas de plásticos en el océano Pacífico, Atlántico e Índico. También hemos visto los vientres de las aves marinas y de los cetáceos llenos de plásticos. Por supuesto también está lo que no vemos, y son los microplásticos que acaban siendo ingeridos por todo tipo de peces, y que muchos de ellos los acabamos ingiriendo nosotros.
Cada unos de nosotros podemos hacer muchas cosas por reducir el consumo de plásticos, y una de esas acciones es evitar el consumo de agua embotellada en botellas de plástico. Hay soluciones, como buscar agua embotellada en botellas de cristal, o una solución más sencilla y económica, agua del grifo de toda la vida, que en la mayoría de los lugares de este país es correctísima, tiene muchos menos minerales y por supuesto es muchísimo más barata.