Recientemente los medios de comunicación han recogido la noticia que una parte del sector pesquero reclama flexibilidad en la política de descarga y descartes pesqueros cero promovida por Europa.
Esta parte del sector pesquero defiende que la política de descarga y descartes pesqueros cero son debidas a los totales admisibles de capturas (TAC), y que éstos no se han adaptado a las necesidades de las flotas pesqueras, ni tampoco al estado real de los recursos pesqueros.
Los que defienden esta flexibilización, consideran que esta medida se debería analizar en cada pesquería, que se renueve y se tenga en cuenta el criterio de reparto de estabilidad relativo. También defienden que esta medida no evita el deterioro de los ecosistemas marinos, y compense a la sobrepesca, ya que según indican, estudios científicos afirman que facilita la cadena trófica.
También los partidarios de la flexibilización señalan que del 30 % del pescado que se desperdicia, solamente el 8 % es ocasionado por el sector extractivo, ya que los responsables del resto del desperdicio son la comercialización y la distribución, sobre lo que nadie habla.
Asimismo también indican que la descarga y descartes cero les ocasionan graves perjuicios, ya que supone mayor trabajo en las labores de estiba, y carga en productos que no van a ser comercializados.
Descartes pesqueros, ¿qué opinamos en ‘Mar Sostenible’?
Creemos que la política de descartes cero promueve una mayor selectividad en las especies capturadas, así como mayor fiabilidad en los datos de capturas. Entendemos también que los descartes suponen un gran desperdicio, aunque también haya otros desperdicios en la cadena de comercialización que también deberían ser analizados, que repercuten de forma muy negativa en la explotación sostenible de nuestros mares, y también repercute en la viabilidad económica del sector pesquero.
Los descartes, que bien pueden deberse a TACS (especies que tienen límites de captura, y se prohíbe la comercialización de las capturas que sobrepasen el límite), o a especies que han sido capturadas de forma accidental, y que no tienen interés comercial, porque en muchos casos no son conocidas por el consumidor.
Con respecto a las especies capturadas y descartadas por su escaso interés comercial, entendemos que tanto el sector como las administraciones pesqueras deberían hacer un esfuerzo por difundir las posibilidades en la cocina de estas especies no conocidas, de tal manera que puedan llegar al mercado y sean valoradas por el consumidor. De esta manera se realizaría un uso más responsables de un recurso limitado como es el pesquero.