Si nos damos un paseo por cualquiera de nuestras playas, hay dos tipos de residuos que vamos a encontrar seguro, unos son plásticos de la más variada procedencia tales como botellas, tapones, bolsas…, y los otros son por supuesto colillas.
Las colillas, cada vez hay más
Los restos de los cigarrillos son un problema medioambiental de primera magnitud, ya que según estimaciones de expertos, el 65 % de las colillas acaban en el suelo, lo que supone la cifra de 5 billones, y tardan en descomponerse entre 8 y 12 años, con lo que podemos hacernos una idea de la magnitud del problema.
Llenas de contaminantes
Las colillas contienen el filtro de los cigarrillos, y en ellas se retienen sustancias tales como nicotina, alquitrán, metales (cadmio, hierro, arsénico, níquel, cobre, zinc, manganeso), pesticidas, mentol…, sustancias muchas de ellas tóxicas y que son liberadas al entrar las colillas en contacto con el agua. Para que nos hagamos una idea de su poder de contaminación, la nicotina y el alquitrán que contiene un cigarrillo puede contaminar hasta 50 litros de agua.
Por si fuera poco, los filtros están confeccionados con acetato de celulosa, que no es biodegradable, por los que puede durar hasta unos 25 años.
Y se tiran al suelo alcanzando ríos, mares…
Así pues las colillas que los fumadores tiran al suelo, llegan a los ríos, a los mares, liberando toda una serie de sustancias tóxicas que contiene el tabaco, y una vez en el agua se incorporan a la cadena alimenticia humana, ya que los incorporan los microorganismos, y posteriormente los organismos de mayor tamaño, que finalmente consumimos nosotros.
También se produce otro efecto muy perjudicial para el medio ambiente, y es que las colillas al llegar a los ríos y mares, son ingeridas por peces, pájaros y otros animales, que llegan a morir al no ser capaces de digerirlas.
Falta conciencia y legislación
El problema es que no existe ni conciencia ni legislación, el tirar las colillas al suelo es un gesto tan interiorizado en el hábito diario de los fumadores que será muy difícil cambiar. Además la mayoría de los países no cuentan con legislación para ello. Ejemplos como el de Francia, que multa a aquellos que tiran colillas a la calle, son casos anecdóticos.
Como siempre debemos de reflexionar
Los fumadores no pueden seguir tirando las colillas en cualquier sitio. Deben hacer un ejercicio de responsabilidad, sabiendo los graves problemas que causan las colillas en el medio ambiente, y en nuestra salud, reflexionar sobre que clase de mundo les gustaría dejar a sus hijos.
Joquín Alvarez Portela